Tomar conciencia de cuáles son las heridas emocionales que tenemos y que tienen nuestros hijos para poder trabajarlas y sanarlas comportará un antes y un después en las vidas de nuestra familia.
Al final, casi todos nuestros miedos y preocupaciones emocionales, incluso muchas de las cosas que nos suceden en nuestra vida, vienen determinadas por las heridas emocionales de nuestra infancia y nuestra adolescencia.
Detectar y entender nuestras heridas será un proceso clave para poder superarlas y liberarnos de ellas. Este será el mejor modo de ayudar a nuestr@s hij@s a ser felices porque estaremos evitando que nuestros miedos y limitaciones afecten a sus vidas. Además, siendo conscientes de cómo se crean, podremos evitar, dentro de lo posible, que se generen directamente en ell@s.
De hecho, ya hemos hablado varias veces de cómo nuestros hij@s pueden incluso heredar nuestras heridas y de porqué nuestro hijo no mejora o de cómo su comportamiento nos puede hacer de espejo para que veamos nuestras propios bloqueos.
Pero antes que nada, deberemos entender en qué consisten estás heridas y cómo se construyen... ¡Vamos a ello!
¿Cómo se detectan?
Normalmente, las familias que trabajan con nuestra colaboradora Doia Riera, experta en crecimiento personal y sanación de heridas emocionales, acuden porque se dan cuenta de que a sus hij@s le pasa algo y se preocupan... puede ser por ejemplo que tengan alguna actitud un poco exagerada, que estén siempre muy cansados o apáticos, desilusionados, que tengan una mala gestión emocional...
Si no somos conscientes de que es posible que una herida emocional suya o incluso una nuestra esté provocando ese comportamiento, podemos estar juzgando y recriminando sin motivos. Esto complicará aún más la situación e incluso puede hacer que aparezcan problemas en las relaciones entre padres e hijos o con nuestra pareja.
Para detectarlas, deberemos hacer un trabajo de investigación de toda nuestra vida, empezando incluso desde nuestra concepción, para analizar todo lo que haya podido moldear nuestros pensamientos más inconscientes. Solo de esta forma conseguiremos saber y entender qué es lo que está sucediendo para luego poder resolverlo.
¿Cómo se construyen las heridas emocionales?
Desde el primer momento en el que somos concebidos y gestados, todo lo que le sucede a nuestra madre nos afecta y nos forma. Sus emociones, sus frustraciones, sus deseos, los recibimos de la misma forma que su ADN y sus alimentos. Si la madre vive el momento del embarazo cómo una alegría y se siente apoyada por nuestro padre, eso es lo que nos estará transmitiendo. Pero si, por el contrario, por muchas posibles razones, la madre se siente sola, abandonada, rechazada... o por ejemplo muere alguien de su familia durante el parto, nosotros también estaremos recibiendo y viviendo esas emociones y sentimientos.
"Todo lo que vivimos y sentimos durante nuestra gestación y nuestro nacimiento, determina nuestras vidas"
El momento del nacimiento también puede dejarnos huella. No es lo mismo que nazcamos de forma rápida y fácil hacia la vida, que tener complicaciones en el parto y que "nos tengan que ayudar" o que el proceso sea lento y complicado... Vivir situaciones como esta luego nos puede hacer creer durante nuestra vida que nosotros "no podemos hacer las cosas solos" y este es uno de los posibles motivos de porqué algunos alumnos piden siempre ayuda a sus padres para hacer sus tareas por ejemplo...
De la misma forma, la experiencia del niño o la niña en sus primeros años de vida en nuestro hogar también determinará su relación consigo mism@ y con el mundo. Si la madre y el padre saben gestionar sus emociones, sus tristezas y sus problemas con conciencia y sus relaciones son sanas y de amor, su hij@ también reaccionará así. Pero del mismo modo, si en casa se viven situaciones de tensión, discusiones, faltas de respeto o malas reacciones, también afectarán, en este caso de manera negativa, a la manera que tendrá nuestr@ hij@ de reaccionar y de entender y relacionarse con las otras personas. Eso no quiere decir que si hasta ahora hemos actuado como padres o madres de una o otra forma seamos culpables de nada. Cada un@ de nosotr@s hacemos siempre lo que creemos mejor según lo que sabemos y según nuestras emociones y reacciones inconscientes.
"Tod@s los padres y las madres somos inocentes porque actuamos siempre de la mejor manera que podemos en cada momento. Pero también debemos ser conscientes que tenemos la oportunidad de mejorar"
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¿Cómo se sanan las heridas emocionales?
El simple hecho de ser conscientes de que el comportamiento de nuestr@ hij@ puede tener una explicación determinada ya supone poder entender mejor la situación y nos predispone a relajarnos y a focalizar en resolverlo.
"La incomprensión nos conduce a la frustración y a buscar victimas y culpables, el entendimiento nos conduce a poder mirar con los ojos de la inocencia y la mejora"
A partir de la adolescencia ya se puede trabajar una herida emocional a través de la mejora de la autoestima y la toma de conciencia, pero cuando l@s hij@s todavía son pequeños, la mejor forma que tiene una madre de ayudarles es mirarse a "sí misma" dado que los cambios siempre suceden de dentro hacia fuera. Si una rabieta, por ejemplo, de nuestr@ hij@, hace que nosotr@s reaccionemos de forma exagerada o que más tarde nos arrepintamos de cómo hemos reaccionado, lo más probable es que en realidad lo que está apareciendo es una herida emocional nuestra. Entonces será el momento de autoobservarnos para poder detectar qué es lo que está sucediendo.
Para resolver nuestras heridas emocionales, cómo ya hemos comentado, lo primero siempre será detectarlas. Luego, debemos entender qué es lo que sucedió en cada caso, qué es lo que la provocó. De esta forma podremos comprender lo que sucede y, cuando aparezca la reacción asociada a esa herida, desde nuestra parte consciente podremos detectarla y atenderla... Quizás esté relacionada con una falta de cariño, de amor, de atención o lo que fuera que pudiera suceder en cada caso... Lo que deberemos hacer es darnos a nosotr@s mism@s eso que nos faltó. Seguridad, apoyo, cuidarnos... Nuestra mente adulta y consciente podrá dar a ese niño o a esa niña herida que habita en nosotros lo que en su momento le faltó para que se relaje y no sufra.
Por último, es importante comentar que en este proceso, será vital mirar hacia atrás, hacia nuestros padres y quedarnos con lo bueno que nos transmitieron con su educación a la vez que perdonamos todo lo que quizás no sea bueno o no nos haya servido positivamente. Debemos ser conscientes de que nuestros padres también lo han hecho todo lo mejor que han sabido y podido.
¿Te gustaría tener más información sobre cómo sanar las heridas emocionales?
En este artículo, por ahora lo dejaremos aquí. Pero si quieres saber más sobre cómo detectar y sanar tus heridas emocionales o las de tus hij@s, te recomendamos que veas la entrevista que Marc Rojo, director de Despegamos, le hizo a Doia Riera y que te dejamos a continuación...
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Muchas gracias y feliz día :)
Daniel Olivares
CEO en Despegamos
Acompañamiento Escolar y Familiar
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